Los trabajadores latinos en la región enfrentan crecientes desafíos de salud mental, en gran parte impulsados por el temor constante a la deportación y a las medidas de control migratorio. Defensores comunitarios señalan que incluso personas con estatus legal están reportando altos niveles de ansiedad, depresión y aislamiento debido a la incertidumbre y el clima de miedo que generan los titulares y los cambios en las políticas migratorias.
Para muchas familias latinas, la preocupación diaria por una posible separación familiar tiene un profundo impacto emocional. Este miedo, sumado a las largas jornadas laborales, la falta de acceso a atención médica y las barreras del idioma, está generando una crisis de salud mental silenciosa pero muy real.
“La gente tiene miedo de ir al médico, de enviar a sus hijos a la escuela, incluso de pedir ayuda,” dijo Adriana Chavela, directora ejecutiva de Hola Carolina. “Esto está afectando cada aspecto de sus vidas, especialmente su bienestar emocional y mental.”
Organizaciones como Hola Carolina están respondiendo con servicios de apoyo culturalmente apropiados, conectando a las familias con profesionales de salud mental que hablan español y comprenden los desafíos únicos que enfrentan los inmigrantes latinos.
Ante esta realidad, líderes comunitarios están haciendo un llamado para ampliar el acceso a recursos de salud mental y fortalecer las protecciones para los trabajadores y familias más vulnerables.