El chinín Persea schiedeana es un pariente cercano del famoso aguacate Persea americana, pero a diferencia de su familiar, estrella de los principales restaurantes del mundo, él sigue siendo casi anónimo, ausente de los supers, vendido sigilosamente en mercados pequeños y en las orillas de las carreteras.
El color y el tamaño de su fruta son muy variables, y al parecer dependen de la altura sobre el nivel del mar, la lluvia que reciba el árbol, el tipo de terreno en el que está e incluso de las plantas que lo rodean, además, claro, de su variedad genética.
La textura y el color de su pulpa también varían mucho, desde un blanco marfil de consistencia muy cremosa y suave, hasta un café oscuro, con muchas fibras, que no resulta tan agradable al paladar.
El sabor de los mejores chinines, los de pulpa más aceitosa y sin fibra, es un verdadero lujo al que no le hace falta nada más que una buena tortilla y una pizca de sal.