El Día de Muertos, que se festeja el 1 y 2 de noviembre, es una de las tradiciones mexicanas más significativas.

Estos son algunos puntos para entender esta festividad, considerada desde 2003 por la Unesco como patrimonio oral e inmaterial de la humanidad.

Los orígenes de esta tradición son anteriores a la llegada de los españoles.Para los antiguos mexicanos, la muerte era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, es decir el reino de los muertos o inframundo y no tenía la connotación moral de la religión católica, en la cual la idea de infierno o paraíso significa castigo o premio.

Los antiguos mexicanos creían que el destino del alma del muerto estaba determinado por el tipo de deceso que había tenido y su comportamiento en vida.

Durante la época prehispánica, esta festividad se conmemora en el noveno mes del calendario solar, el cual iniciaba en agosto y duraba 30 días.

Con la llegada de los españoles, la fiesta se hizo mestiza y sumó nuevos elementos y significados católicos. La cruz de flores es el más significativo de estos elementos.

El 1 es el día de Todos los Santos y el 2 el día de los Fieles Difuntos. Se reza y en algunas zonas del país se pasa la noche en los panteones. Al terminar la celebración, se degustan todos los platillos y bebidas de la ofrenda.

Hay quienes empiezan los festejos el 28 de octubre, cuando recuerdan a quienes perdieron la vida de manera violenta. Mientras que el 30 y 31 de octubre se honra a los niños, en especial a los que murieron sin ser bautizados.

El altar de muertos es un elemento fundamental en esta celebración. Se cree que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia ese día y degustar los alimentos de la ofrenda.

A nivel social, los mexicanos la expresan de una manera divertida mediante pequeñas rimas llamadas “calaveritas” en donde en tono burlón hablan de varios personajes y de su muerte.

Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos al de los vivos.

De forma indispensable deben estar imágenes de los difuntos, cruces, copal, papel picado, velas y veladoras, agua, flores, comida pan, calaveras y bebidas al gusto de los difuntos.

El cempasúchil es una planta originaria de México y de Centroamérica que se utiliza como adorno en las ofrendas y altares.

Además, florece en otoño (cerca del Día de Muertos).

Se dice que sus pétalos de color naranja y amarillo marcan la senda que deben recorrer los muertos durante la visita que hacen estos días porque se supone que guardan el calor del sol y su aroma los llama.