El tétrico Castillo del Diablo que un estadounidense construyó en México

Los habitantes empezaron a llamar al dueño del tétrico edificio Castillo del Diablo como El vampiro de Rosarito.

Un día de 2013 los habitantes del poblado de La Misión sintieron escalofríos al ver erigirse en la zona costera un castillo con la cara de un demonio en la cúspide,todo indicaba que era una obra mandada a hacer por alguna secta satánica que, tal vez, buscaba reclutar nuevos adeptos en Baja California.

De hecho, con el tiempo, las dudas de si la construcción pertenece a satanistas no puede ser disipada del todo, lo que es una realidad, es que este inmueble se ha vuelto más siniestro, raro y famoso con los años. 

Ahora en la fachada está una efigie de la Santa Muerte, al lado el rostro del Vlad El Empalador, a quien más tarde llamarían Drácula, abajo está Buda, y, a la derecha del demonio, ubicaron una estatua de Jesucristo.

De hecho, con el tiempo, las dudas de si la construcción pertenece a satanistas no puede ser disipada del todo. 

El dueño del Castillo del Diablo, Wells, un estadounidense adinerado de actividad profesional desconocida, decidió construir  esta casa para beneplácito de su amada esposa Britney Stevenson, una mujer hermosa aficionada a lo oscuro y gótico.

La primera intención, narra, era edificarla en California, Estados Unidos, sin embargo eligieron México, dijo en una entrevista, porque nuestro país tiene comida, gente amable, montañas, mar, buen clima, mujeres bellas y paisajes bonitos.

Aunque la realidad es menos poética, levantaron esta vivienda aquí porque en su nación les impidieron erigir algo tan extravagante, mientras que en el municipio de Playas de Rosarito las autoridades no les pusieron traba alguna.

Interiores de película, una vez explicado lo anterior podemos pasar al interior de la casa. 

A un costado del acceso principal están tres ataúdes, cada uno encierra maniquíes realistas de bellas mujeres, que, dicen, representan a brujas que existieron hace miles de años. 

De los techos cuelgan todas apuntando su punta hacia el piso cientos de dagas, espadas y cuchillos antiguos que habrían sido usados para cortar cuerpos en decenas de batallas de todo el mundo.

Al pasar debajo de ellos no se puede evitar pensar que, en caso de un temblor, alguna de estas filosas armas podría atravesarnos el cráneo.

Del techo también penden 600 candelabros, algunos con 300 años de antigüedad, que iluminan el lúgubre hogar de los Well Stevenson. 

En el descanso de la escalera que va a la segunda planta se encuentra un espejo antiguo que hace años fue desechado por una mujer que  aseguró haber visto a seres reflejarse en él.  

Destaca también una habitación a la que le llaman El cuarto de los exorcismos en donde existe una cama con crucifijos bendecidos por curas de iglesias de Italia, Francia, España, Portugal e incluso Roma. 

Al salir al pasillo sorprende la cabeza gigantesca de Medusa. 

Arriba, soportando la segunda planta de la extravagante vivienda, se encuentran tres efigies de mujeres esculturales.

Se le pregunta a Wells, quien ahora es conocido por los locales como “El vampiro de Rosarito”, si su casa está dedicada a los entes malignos, dice que no, que sólo para los buenos. 

Explica que le gusta pensar en su hogar como un recinto que acumula todas las energías buenas y perversas de todas las corrientes espirituales del mundo.