El Yo-yo es un juguete mexicano que cuenta con años de antigüedad, popular en el mundo entero y amado por diferentes generaciones.
Es uno de los juguetes más pedidos tanto por los pequeños del hogar como por los adultos, pues es un artefacto que cobra vida a través de quien lo maneja ya que se necesita habilidad para usarlo y poder hacer trucos o figuras.
A pesar de que en otros países se fabrica de diferentes materiales como plástico o metal, en México el tradicional se hace con dos discos pequeños de madera que al unirlos dejan en medio una ranura.
Dentro de esta ranura va un hilo, el cual le permite subir y bajar cuando una persona se pone el hilo en los dedos.
No se tiene una fecha exacta de su creación, aun así, tiene mucha historia que podemos contar.
Proviene de tierras asiáticas, de ahí el nombre Yo-yo que viene de la palabra “Yóyo” de un idioma antiguo del norte de Filipinas, cuyo significado es “Viene y viene”.
Aunque su origen sea filipino, se considera de la cultura mexicana debido a que nuestros antepasados, en la edad media, utilizaban un artefacto similar para cazar bestias salvajes.
En el siglo XVl los cazadores fabricaron un Yo-yo, el arma fue construida con dos discos de madera que por en medio salía una liana que los unía.
Se lanzaban con una gran fuerza, haciendo que la liana atrapara por las patas a los En los años 20, esta herramienta que era para cazar se convirtió en juguete gracias a un emprendedor americano llamado Donald Duncan.
Le fascinó tanto su uso que quiso que los niños tuvieran algo para entretenerse, coordinarse y mejorar su memoria animales y así derribarlos.
En 1928 se volvió popular en Estados Unidos gracias al filipino Pedro Flores quien abrió la primera fábrica Yo-yo Manufacturing Company en California.
Esto tuvo tanto impacto que en 1929 tuvo que abrir otras dos fábricas en Los Ángeles, produciendo un poco más de 300,000 juguetes por día.
El primer juguete Yo-yo en México fue hecho de madera por la marca Sheiro, por supuesto existían las versiones caseras igualmente de madera, pero fue esta marca quien hizo popular el juguete en todo el país.
Era jugado por los varones exclusivamente hasta que, en 1962, la empresa Plastimarx, quien fabricaba yo-yos de plástico lanzó una campaña para promover el uso del juguete por las niñas para incluirlas en la diversión.