Lili Ledy Descubre la historia de la legendaria fábrica de juguetes mexicana

Considerada como una fábrica de culto en el universo de los juguetes, Lili Ledy logró consentir los deseos de miles de niñas y niños de México durante décadas, entre 1970 y 1980, la empresa logró dominar el mercado con una gran variedad de productos.

Se dice que sus inicios se remontan a 1950, cuando Don José Ciklik Persky y su esposa Sneider decidieron emprender en el negocio de la juguetería, con una tienda en la colonia Cuauhtémoc, poco a poco comenzaron a crecer, así que tuvieron que mudarse al municipio de Naucalpan de Juárez, bajo el nombre Compañía Industrial de Novedades Plásticas y Metálica, S.A. de C.V.

Pero para 1975 la empresa fue vendida al Grupo General Mills y en el mismo año cambian de razón social a Lili Ledy, para comenzar a escribir su propia historia en el país, cobró mayor relevancia cuando hizo un trato con la juguetería estadounidense Kenner Products, para adquirir los derechos sobre los moldes de naves y figuras de acción de la película de Star Wars.

Fue así como en 1977 Lili Ledy comenzó a fabricar y comercializar en territorio nacional los juguetes de la cinta, pero no solo eso, sino que se trataba de piezas a buen precio y de calidad, conquistando definitivamente el corazón de todos los amantes de dicha producción cinematográfica.

Éxito que se sumó a los anteriores, como la serie de muñecas Belinda Lili, Rosalinda Lili, Carolinda Lili y Leonora Lili, las cuales alojaban en su espalda un diminuto disco que hacía posible el sueño de toda chiquilla, Juguetes parlantes, un sistema que la misma compañía patentó.

Entre su catálogo encontramos las muñecas Barbara y Señorita Lilí, el Horno Mágico Lili Ledy, el Espirógrafo, los Aventureros de Acción y la versión mexicana de los G.I. Joe el auto Thunderbird Ledí, el Batimóvil; la Autopista 500 millas, la Selectrónica Carretera Panamericana y muchos más.

Cuando la adquirió el Grupo General Mills, los dirigentes sindicales exigieron sueldos más altos, mejores prestaciones y compensaciones económicas muy superiores a lo previsto por ley, presión con la que no pudieron sus dueños, hasta que en 1985 se vieron obligados a cerrar la legendaria juguetería Lili Ledy.