Los puerquitos alcancía de Tlaquepaque

Las alcancías de puerquitos son una de las figuras representativas de la artesanía en barro de Tlaquepaque, Jalisco, conoce esta artesanía mexicana

Las alcancías de puerquitos son una de las figuras representativas de la artesanía en barro de Tlaquepaque, Jalisco, estas piezas tienen un viejo arraigo, y aunque no se sabe desde cuándo aparecieron en la alfarería del pueblo, desde hace décadas son un referente y una de las efigies más buscadas por los visitantes de este lugar.

Los puerquitos más tradicionales son los que se moldean en el Taller Barro Tradicional Manzano Galán, en este obraje, las manos de don Luis Manzano son quienes dan forma a ocho tamaños de puercos: sentados, parados, con pelo, sin pelo, con collar, son algunas de las diferencias entre cada uno de ellos, todos con una expresión alegre

Los cuerpos se sacan uno a uno con molde, al igual que las patas, con cuidado se van uniendo las partes para dar forma al cuerpo, al último se hacen las orejas, las cuales se forman a mano, la antigüedad de esta tradición ronda los 100 años, se sabe porque es la edad que tiene al menos uno de los moldes que usa don Luis. Otros tienen 80 años, como el molde para hacer las patas, por esto sus figuras son tan solicitadas, y aunque las vende al natural, sin pintar o si acaso en tono negro, ya nadie trabaja las alcancías como él, como se hacían hace muchas décadas

Otro artesano que elabora puercos es Cesar Lucano, en su familia ya habían alfareros, sin embargo él se decidió por el camino de la pintura y la fabricación de alebrijes de papel, todo cambió a raíz de un sobrino que le pidió ayuda para hacer una marioneta de barro, fue entonces cuando Cesar encontró una magia especial en la arcilla y el fuego, y comenzó a experimentar con la nueva materia prima.

Su rumbo dio un giro cuando le ofrecieron algunos moldes antiguos de puercos, los compró y haciendo uso de su experiencia con los alebrijes y decidió hacer una combinación, el resultado fueron puercos pintados de colores, con cuernos, máscaras, en forma de nahuales, donde combinó antiguas leyendas del pueblo con la cultura popular mexicana, una mezcla un tanto ecléctica que resultó en puercos que parecieran salidos de sueños delhirantes.

Ahora tiene puercos en diversas versiones luchadores, nahuales, nacimientos, danzantes, alebrijes, pilotos, diablos, una variedad muy excéntrica que ha encantado a los viajeros y que lo ha llevado a exponer en diferentes lugares de México, logrando una versión moderna de los tradicionales puerquitos de Tlaquepaque en su taller Alebrijarte.