Es un quelite originario de México de gran valor nutrimental, perteneciente a la familia de las Chenopodiaceae.
Tiene características similares al amaranto y a la quinoa, pero se consume verde, por lo que no se utiliza su semilla en forma de cereal.
Su nombre proviene del náhuatl “huauhtzontli”, donde “huauhtli” es bledo, y “tzontli”, cabello.
En la época prehispánica, el huauzontle junto con el amaranto fueron el cuarto cultivo más importante, después del maíz, el frijol y el chile. Incluso, fue utilizado como tributo que varios pueblos pagaban al imperio azteca.
Durante la conquista fue prohibido su cultivo, debido a que los españoles lo confundieron con amaranto, el cual era utilizado como ofrenda en las tumbas de gobernantes o sacerdotes y se asociaba con sacrificios humanos.
Pese a esto, su producción persistió debido que es muy resistente a los climas fríos y secos, creciendo incluso en suelos pobres, por lo que todavía podemos disfrutar de su gran sabor.
Actualmente, el huauzontle se produce únicamente en los estados de Puebla, Guerrero y Tlaxcala, con una producción anual de 3 mil 206 toneladas, de las cuales Puebla aporta poco más del 90%, con un valor aproximado de $2 mil 800 pesos por tonelada.
En nuestro país, el huauzontle se consume principalmente en el centro del país. Se prepara de múltiples formas, aunque la manera más conocida es en forma de tortitas en salsas verde, roja, de chile pasilla e incluso mole.
El huauzontle es rico en proteínas, fibra, calcio, hierro, fósforo, vitaminas A, C, E y del complejo B.
Tiene una gran concentración de flavonoides, los cuales tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que fortalece nuestro sistema inmune y nos protege de desarrollar enfermedades infecciosas, diabetes, enfermedades del corazón y algunos tipos de cáncer.
El huauzontle se puede preparar de múltiples formas, ya que su sabor combina muy bien en guisos o salsas.
Debido a que la forma más común de consumo es en tortitas capeadas, te recomendamos tener mucho cuidado con agregarle una cantidad mínima de harina y aceite.
Es posible disfrutar de su gran sabor sin necesidad de llenarlos de harina y freírlos en aceite.
Puedes únicamente dorar las tortitas con muy poco aceite, o incluso, agregar los huauzontles en su forma natural a la salsa o guisado de tu preferencia para que puedas aprovechar de su riqueza nutrimental y su esencia prehispánica.