Rompope de todos los colores y sabores.

El rompope es una bebida parecida al ponche de huevo hecha con huevos, leche​ y vainilla. Las yemas de huevo imparten un tono amarillo a la bebida emulsionada. Es una bebida tradicional conocida como tal en Honduras, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Belice y México, donde fue elaborada originalmente en los conventos de la ciudad de Puebla, Puebla, México

 La palabra rompope es una derivación de la palabra rompon, que se usa para describir la versión española del ponche de huevo que llegó a México. La versión en español utiliza el ron como ingrediente principal, de ahí la raíz de rom-pon y rom-pope, pero en Centroamérica, especialmente en Guatemala, Honduras y El Salvador, también existe una bebida similar conocida como rompopo.

 Por ejemplo, Salcajá, en Guatemala, ofrece una versión conocida de esta bebida de rompope y en Sudamérica, el país de Chile tiene, entre sus bebidas más populares, rompón y cola de mono, esta última conteniendo café, haciéndolo oscuro en lugar de amarillo, pero también contiene los otros ingredientes que se encuentran comúnmente en el rompope.

El rompope es una de las muchas versiones de las variadas combinaciones de yema de huevo, leche, azúcar y bebidas alcohólicas que se utilizan tradicionalmente para muchas celebraciones en América, principalmente en México. Otras versiones conocidas de estas variadas combinaciones incluyen el advocaat holandés, el ponche de huevo inglés (un descendiente de la mezcla de leche y jerez llamada posset) y el ponche de huevo estadounidense (elaborado con ron o bourbon), los cuales también son similares al rompope. 

Hay diferentes parientes cercanos del rompope en varios países (donde las bebidas alcohólicas locales se incorporan a la mezcla), pero en México, el rompope se convirtió en una bebida muy conocida y popular. El rompope mexicano sigue siendo la corriente principal entre los lugareños, y hay varias marcas comerciales populares de esta bebida ampliamente disponibles en los mercados internacionales.

El rompope mexicano es típico de las recetas que salieron de los conventos durante la época colonial. Los conventos eran los lugares que regularmente recibían a autoridades eclesiásticas y personalidades del gobierno. Las monjas clarisas capuchinas alojaban a figuras importantes de la sociedad y solían prepararles platillos y bebidas, entre ellas el rompope. Utilizaban canela, huevos y azúcar para preparar la bebida, pero ellas nunca la probaban.

Según una leyenda, una mestiza de nombre Eduviges, que ya había hecho sus votos, aprendió muy bien la receta y después, en el convento de los franciscanos en la ciudad de Puebla de los Ángeles, ella se volvió la encargada del rompope, y como lo probaba de vez en cuando para darle el sazón especial, le platicaba a las otras monjas del sabor suave y rico del rompope. Más adelante se las arregló para que el rompope se hiciera también para consumo de las hermanas.

El rompope solamente se fabricaba en los conventos. Como ya se había dado el primer paso y su sabor fue aceptado por las familias de las monjas, decidieron comercializarlo. De ahí, las monjas clarisas encontraron un buen sustento para la congregación.