Uno de los platillos más reconocidos de la gastronomía en México, pero esta comida grasosa y deliciosa es española. Incluso, para los católicos, comer cerdo era parte de la fe en la religión.
Una vez que llegó este platillo a Michoacán, los monjes y habitantes de esa región le dieron un sazón especial con especias, naranjas y muchos más.