La primera gran revolución culinaria se pierde en la noche de los tiempos, hace más de un millón de años, cuando sin pretenderlo el Homo Erectus descubrió el fuego y abandonó así su dieta crudívora.
Ahora, miles de años después, el mundo de la cocina ha evolucionado a niveles insospechados para aquellos antecesores pero, el fuego y la brasa siguen ocupando una parte importantísima de nuestros recetarios.
A pesar de la evolución, hay una forma que nos conecta con esa ancestralidad en la que sólo importa el producto y el fuego: el mundo de las brochetas.
Posiblemente la primera forma conocida de cocinar, donde el Homo Erectus, tras diversas pruebas de ensayo y error comprobará que el fuego quemaba y que sería mejor ensartar en un palo la carne que cazaban para no quemarse.
Espetos, ensartados o brochetas conforman así una forma de cocinar que aún hoy, con diferencias, se extiende por todo el planeta y a la que nos acercamos para descubrir las variadas opciones regionales con las que la cocina nos sorprende.